¿Qué
es el HIFU?
HIFU son las siglas inglesas de Ultrasonidos Focalizados de Alta Intensidad.
La utilización de HIFU para la destrucción focal de tejidos
fue establecida en 1942.
En la década de los cincuentas se iniciaron investigaciones sobre las aplicaciones médicas de los ultrasonidos, sugiriéndose que los ultrasonidos de alta intensidad podían ser utilizados en el tratamiento del cáncer, sin embargo, la ausencia de métodos de imagen hicieron imposible estas aplicaciones hasta los ochentas en que se desarrollo la ecografía (también utilizando la técnica de ultrasonidos). Desde entonces, muchos estudios realizados en animales de investigación de mostraron la utilidad del HIFU en la destrucción del tejido tumoral. Al final de 1993, se trató el primer paciente con un prototipo de un aparato HIFU desarrollado en Francia. En 1996 se realizó el primer estudio Europeo en el que participaron varios hospitales de mucho prestigio, tratándose 559 pacientes con cáncer de próstata con el segundo prototipo de HIFU. En los últimos años los aparatos han sido mejorados con la incorporación de nuevos sistemas de seguridad y se han optimizado los procedimientos del tratamiento.
¿Cómo funciona
el HIFU?
El funcionamiento del HIFU se basa en el mismo principio que los ultrasonidos
convencionales. Los ultrasonidos se pueden propagar sin producir lesiones
en los tejidos vivos, pero si la fuente de emisión de los ultrasonidos
tiene la suficiente energía y ésta es aplicada sobre un
foco pequeño (focalizada), esa energía produce en el foco,
un aumento de la temperatura hasta los 80, 90 o mas grados centígrados
en 2-3 segundos, lo cual es letal para cualquier tejido como por ejemplo
el prostático. Como los ultrasonidos no son ionizantes (al contrario
de la radiación que es ionizante), el tejido que se encuentra tanto
en el camino de entrada como en el de salida del HIFU no son dañados
lo que permite que el tratamiento sea aplicado varias veces sin que se
incremente el riesgo. Esta capacidad del HIFU de producir la muerte de
las células de un tejido (como por ejemplo las células que
constituyen un cáncer de próstata) distantes de la fuente
de los ultrasonidos hace que el HIFU sea una opción atractiva para
el tratamiento quirúrgico poco invasivo.
La destrucción del tejido es atribuida a
3 fenómenos: coagulación, cavitación y calor.
El aumento brusco de la temperatura en el foco (entre 85 y 100 grados
centígrados) produce necrosis de coagulación.
La zona destruida con cada disparo (llamada lesión elemental) es
elíptica y mide entre 19 y 24 mm de longitud y 1,7 mm en diámetro
mayor. Cada disparo dura 5 segundos con un tiempo de 5 segundos entre
cada disparo. El tratamiento del cáncer de próstata se realiza
con la repetición y yuxtaposición de estas lesiones hasta
que se ha destruido total de la glándula. El fenómeno de
cavitación resulta por la vibración de
burbujas microscópicas de gas (vapor de agua) producidas en el
tejido por los sucesivos impulsos de ultrasonidos (disparos). Finalmente
se produce un aumente gradual de la temperatura dentro del órgano
por la sumatoria de muchos disparos en el tiempo y espacio. El aumento
de la temperatura es máximo en el centro de la lesión elemental
elíptica y se extiende periféricamente. La difusión
de la temperatura es calculada por un modelo informático que requiere
la utilización de márgenes de seguridad a nivel del ápex
prostático para proteger el esfínter estriado y si es necesario
las bandeletas neurovasculares para preservar la potencia sexual.
Si se realiza una Resonancia Magnética (RM) con inyección
de gadolinium a las 48 horas de haber realizado un HIFU, las zonas tratadas
se ven como zonas hipo-intensas circundadas por un anillo hiper-intenso
de 6-8 mm. Las biopsias tomadas inmediatamente después del HIFU
tanto en el área tratada como en el anillo circundante mostraron
necrosis completa del tejido. Las biopsias tomadas a los 3 meses mostraron
que el tejido necrosado había sido reemplazado por tejido fibrótico.
¿Cómo es el
equipo del HIFU?
Hasta el momento existen dos aparatos para realizar HIFU, el Ablatherm®
fabricado en Francia por EDAP y el Sonoblate®, fabricado en USApor
Focus Surgery. Ablatherm tiene como ventajas sobre Sonoblate el que permite
adaptar la longitud de la lesión, control en tiempo real de la
pared rectal, múltiples circuitos de seguridad para evitar focalización
accidental de la pared rectal, un detector de movimiento que interrumpe
el tratamiento si el paciente se mueve y una sonda ecográfica para
visualizar la próstata de 7,5 MHz y una de 3 MHz para realizar
el tratamiento integradas en el mismo dispositivo. Las aplicaciones de
Sonoblate son más limitadas ya que permite tratar solamente casos
de cáncer de próstata iniciales. Por el contrario Ablatherm
permite tratar casos que han fracasado al tratamiento con radioterapia
externa o realizar HIFU paliativa. Sonoblate se realiza solamente con
anestesia general y el paciente en posición dorsal mientras que
Ablatherm se puede realizar con anestesia raquídea y el paciente
en posición lateral.
Ablatherm consiste en dos módulos conectados
entre si por cables. El módulo de control en el
que trabaja el urólogo controlando todas las funciones del ordenador
y el módulo de tratamiento constituido por la
cama en la que descansa el paciente, la sonda endorectal que incluye la
sonda de tratamiento y la sonda ecográfica y que tiene un sistema
de movimiento completamente robotizado, y un sistema de enfriamiento (Ablapak®)
que es un líquido que mantiene la temperatura del recto entre 12
y 14 grados y que sirva para trasmitir los ultrasonidos. La sonda endorectal
está cubierta por un balón de látex lleno con el
líquido refrigerante. Un ordenador dirige los disparos a las áreas
determinadas por el urólogo que realiza el tratamiento. Un programa
informático permite al urólogo obtener un mapa preciso en
3 dimensiones de la próstata y la reconstrucción de las
imágenes determinará con mucha facilidad el tamaño
exacto y la posición de las cada una de las lesiones que componen
el tratamiento, la energía liberada por el HIFU, la localización
de la sonda endorectal y su movimiento. El posicionamiento automático
de la sonda con respecto a la pared rectal asegura que el tejido prostático
sea destruido hasta la cápsula independientemente de la anatomía
y de los pequeños movimientos que haga el paciente.
¿Cómo se aplica el HIFU?
El procedimiento se realiza con anestesia general o raquídea con
el paciente en posición lateral y dura entre 1 y 3 horas dependiendo
del tamaño de la próstata. Se deben evitar que el paciente
se mueva durante todo el tratamiento. El dispositivo que realiza el tratamiento
(sonda) se introduce por el ano en el recto. Un líquido refrigerante
ubicado en el balón que cubre la sonda asegura el enfriamiento
de la pared rectal cuya temperatura se determina en tiempo real. El procedimiento
comienza con la medición de la próstata y la determinación
del volumen y la realización de un mapa tridimensional de la misma.
Posteriormente se calcula el número de disparos necesarios para
completar el tratamiento. A nivel del ápex de la próstata
se evita lesionar la uretra y el esfínter. La misma precaución
se tiene lateralmente para evitar la lesión de las bandeletas neurovasculares
cuya lesión provoca disfunción eréctil.
En el tratamiento Standard (pacientes con tumores iniciales), tras calcular el volumen prostático y la posición de las lesiones, se inician los disparos que duran 5 segundos con un intervalo de 4,5 segundos entre cada uno de ellos. En los pacientes que han fracasdo al tratamiento con radioterapia, los disparos duran 4 segundos y el intérvalo entre los mismos es de 7 segundos. Al finalizar el tratamiento se coloca una sonda vesical que se mantendrá entre 2 y 50 días. Si se realiza antes del HIFU una resección transuretral de próstata (RTUP) o un Láser KTP, con la finalidad de reducir al máximo el volumen prostático, se puede disminuir el tiempo de sonda vesical a 2-3 días. El tiempo de ingreso es menor de 24 horas, siendo dado de alta al día siguiente. A los 3-4 días se retira la sonda vesical pero si el paciente no recupera la micción espontánea se debe colocar otra sonda. El primer PSA tras el tratamiento se realiza a los 3 meses. En algunos Centros realizan de forma sistemática una biopsia a los 6 meses con la finalidad de realizar una segunda sesión de tratamiento si persisten células malignas en la próstata.
El HIFU permite tratar el cáncer de próstata en 3 situaciones:
- a- Pacientes con tumor localizado diagnosticados recientemente. (Standard)
- b- Pacientes con tumor de próstata que ya han sido tratados con HIFU (Re- tratamiento).
- c- Pacientes con tumor que ha fracasado al tratamiento con radioterapia externa o prostatectomía radical (y presentan un nódulo visible con ecografía y ausencia de metástasis).
¿Como se prepara el
paciente que va a ser tratado con HIFU?
Se debe suspender 10 días antes toda la medicación anticoagulante
que esté recibiendo (Aspirina®, AAS®, Tromalyt®, Plavix®,
Persantin®, Adiro®, etc y si recibe SINTROM debe
ser suspendido al menos 5 días antes y cambiado por heparina de
bajo peso molecular. Se realizan enemas para asegurar la limpieza de la
ampolla rectal la tarde del día antes del tratamiento y la mañana
del mismo día. Durante el tratamiento se aplica por vía
endovenosa una dosis de antibiótico como profilaxis de infecciones.
Antes de iniciar el tratamiento se coloca una sonda vesical 18F para vaciar
la vejiga y para ayudar a identificar el ápex prostático
y se retira antes de iniciar el tratamiento.
La alimentación se comienza la misma noche del tratamiento y a la mañana siguiente el paciente es dado de alta con una sonda vesical por vía uretral o por vía suprapúbica. Generalmente no se necesita tratamiento analgésico.
¿Cuales son los pacientes
más beneficiados por el tratamiento con HIFU?
a- Pacientes con tumor localizado diagnosticados recientemente.
(Standard)
El tratamiento Standard se debe reservar para los pacientes con tumores
de riesgo bajo, también llamados de buen pronóstico y que
tienen las siguientes características clínicas:
- Estadio T1-T2
- Sumatoria de Gleason (biopsia) = 7
- PSA < 15 µg/L en el momento del diagnóstico del tumor.
- Volumen de próstata < 40 cc. Si la próstata es de mayor tamaño se puede realizar tratamiento hormonal y RTU de próstata o Láser KTP para reducir el tamaño.
- Anatomía y mucosa rectal normal (pared de recto < 6 mm).
- Ausencia de síntomas obstructivos. Pero si el paciente presenta síntomas se puede realizar RTU o Láser KTP previamente.
- Pacientes no candidatos a prostatectomía radical por edad, enfermedades concomitantes u obesidad.
b- Pacientes que han fracasado a la radioterapia externa.
- Pacientes en los que se eleva el PSA tras el tratamiento con radioterapia externa y en los que se ha descartado la presencia de metástasis con RMN y PET-SCAN.
- Anatomía y mucosa rectal normal (pared rectal < 6 mm de grosor).
¿En que pacientes no se puede realizar
el HIFU?
El HIFU no se puede aplicar
en pacientes con voluminosas calcificaciones prostáticas ya que
no permiten la visualización correcta de la anatomía prostática
y dificultan el control de la evolución del tratamiento. Por la
misma razón no se pueden tratar pacientes que han sido tratados
previamente con braquiterapia ya que los implantes intraprostáticos
provocan las mismas limitaciones que las calcificaciones. Sin embargo,
las calcificaciones pueden ser eliminadas si se realiza una RTU previa.
La fibrosis, la estenosis u otras anomalías del recto que imposibiliten
la entrada de la sonda del Ablatherm® son contraindicaciones a la
utilización del HIFU. Lo mismo sucede en los pacientes que presentan
esfínter urinario artificial, prótesis de pene, de uretra
o de próstata. Los pacientes que no quieren perder actividad sexual
sin ayuda de fármacos tampoco son candidatos a HIFU. Finalmente
la presencia de una pared rectal más gruesa de 6 mm es contraindicación
de HIFU. Los pacientes que no pueden mantenerse en posición decúbito
lateral durante 2-3 horas tampoco son candidatos a ser tratados con HIFU.
¿Cuáles son los resultados del tratamiento
del cáncer de próstata localizado con HIFU?
A finales de 2006 ya se habían tratado
en Europa más de 12.000 pacientes con HIFU. En países como
Francia y Alemania este tratamiento se utiliza desde hace más de
14 años con buenos resultados. La mejora en el equipo de aplicación
del HIFU (Ablatherm®) ha permitido reducir mucho aparición
de efectos secundarios y complicaciones.
¿Cuáles son los efectos adversos y las complicaciones del tratamiento con HIFU? Hasta el momento actual no se ha observado mortalidad relacionada con el tratamiento con HIFU y ningún paciente ha requerido transfusión sanguínea.
Se observa incontinencia de orina grado I en 7% de los casos, grado II en 2% y en ningún caso se observó incontinencia grado III. La incontinencia se solucionó espontáneamente o con fisioterapia del suelo pélvico. El 6% de los casos mostró estenosis de la uretra o del cuello vesical que requirió dilataciones uretrales o sección de la estenosis (uretrotomía interna). Además se puede presentar urgencia miccional en 5-8% de los casos, dolor perineal en 3%, infección de orina en 2%. En 75% de los casos se observa hematuria leve/moderada (sangre en la orina) durante unas dos semanas y en menos del 1% de los casos se mantiene el sangrado en la orina durante largos períodos. El dolor perineal aumenta al sentarse y se considera que es producido por una neuralgia del nervio pudendo interno; generalmente desaparece espontáneamente en los primeros 3-4 meses después del HIFU.
Los diferentes estudios muestran que el 88% de los pacientes tratados están satisfechos con su calidad de vida en lo que respecta a su micción trás el HFU, comparado con el 63% que estaban satisfechos antes del HIFU.
Con el tratamiento, el volumen prostático se incrementa entre 20 y 40%. Esto explica que se puede necesitar una sonda vesical o un catéter suprapúbico entre 5 días y un mes después del HIFU sobre todo si no se realiza previamente una RTU o Láser KTP. En 4% de los casos se observa retención urinaria prolongada.
Las recomendaciones en el momento actual son realizar una RTU de próstata o una fotovaporización prostática con Láser KTP un mes antes de realizar el HIFU. Con ello se consigue retirar la sonda vesical a los 3-5 días después del HIFU y en 3-8% de los casos es necesario realizar un tratamiento quirúrgico por obstrucción urinaria.
En lo que respecta a la esfera sexual se observa
impotencia sexual en 60-70% de los casos y eyaculación retrógrada
en el 98% de los casos.
La complicación más importante con los primeros prototipos
de HIFU era la fístula recto-uretral. En la actualidad, con el
aparato comercializado en Europa (Ablatherm®) la incidencia de fístula
uretra-rectal en pacientes con cáncer de próstata localizado
sin tratamiento previo es menor del 1%, lo que es similar a lo que sucede
en pacientes tratados con prostatectomía radical.
¿Cuál es el futuro del HIFU?
Actualmente existe un campo muy activo en investigación y desarrollo.
El HIFU Urobot es un sistema experimental robótico que incluye
una sonda de ultrasonidos transrectal y un transductor de HIFU. Preoperatoriamente
se almacenan en el ordenador del módulo de control imágenes
de Resonancia Magnética de la próstata del paciente y a
posteriori el robot desarrolla un modelo en 3D que facilita la aplicación
del tratamiento en los sitios donde se encuentra el tumor. La ecografía
en 3D aumentada con contraste es otro de los adelantos que pueden ser
utilizados para mejorar la visualización de las imágenes
y los resultados del HIFU.
Si usted quiere realizar una consulta personalizada sobre este tratamiento llame a:
INSTITUTO MÉDICO TECNOLÓGICO
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